miércoles, 28 de febrero de 2024

APRENDER A APRENDER NUEVOS CAMINOS

 

CAPÍTULO VI

Desarrollo Profesional Docente con horizonte 2021. (Vaccarini, 2021. Págs. 185 a 189)

APRENDER A APRENDER NUEVOS CAMINOS

“Iniciar caminos alternativos. Estimulación variada de todo tipo de temas. Cantidad de conexiones…” Néstor Braidot (2020)

A través de Happynar.com tuve la oportunidad de incursionar en Neurociencia Aplicada, con el Dr. Néstor Braidot. Investigador, escritor, conferencista internacional y especialista en Neurociencias aplicadas al desarrollo de organizaciones y personas, como mínimamente se califica, en su larga trayectoria.

De todo lo aprendido, considero propicio transcribir conceptos relacionados exclusivamente con la educación. Nos pregunta:

“¿Qué buscamos con el estudio? ¿Qué es aprender?”

Responde:

“Aprender no es incorporar información, es convertir esa información en conocimiento nuevo, útil para la vida”. “No nos enseñaron a aprender, a crear nuestras propias soluciones” (…) “El problema está en cómo se toman los contenidos: si pides que aprenda de memoria y repita en un examen o, si todos los contenidos los ponemos para que el estudiante cree su propio contenido. El problema no está en la cantidad de contenido, sino que te estimule a crear”.

Parafraseando al Dr. Braidot, nosotros podemos liderar nuestro pensamiento y tener la capacidad de decidir en qué focalizo mi atención; en consecuencia, pienso en ello. Decido pensar lo que quiero pensar. Esta capacidad de decisión, también la tienen los niños, adolescentes y jóvenes en clase. Por eso ellos disponen si focalizan o no su atención en nosotros y en la propuesta pedagógica que les ofrecemos. En función de ello, en el capítulo XII, reflexiono sobre la importancia de captar “la atención”.

¿Qué es aprender a aprender?”

Siguiendo su pensamiento, aprender a aprender significa “ser innovador, creador”.

¿Cómo aprender a aprender?

   Incorporar cantidad de estímulos.

   Aprender a crear en tu especialidad.

   Aprender a percibir, con una actitud proactiva de mirar tu entorno.

   Captar proactivamente.

   Entrenar los cinco sentidos para captar más cosas.

   Orientar tu pensamiento.

   Desarrollar capacidad de aprender.

Siempre sostuve que, para enseñar a aprender a los estudiantes, primero debemos auto-conocernos, autoevaluarnos, con el fin de saber cómo aprendemos nosotros y transmitírselos y/o modelar con el ejemplo. También, pienso oportuno traer otras definiciones respecto de ese aprender a aprender, tan mencionado en las planificaciones institucionales, para ampliar nuestras miradas.

Morín (2015, págs. 94-95) resume diciendo:

   Hay que aprender a aprender, es decir aprender, a la vez separando y uniendo, analizando y sintetizando.

   Considerar los objetos no ya como cosas, cerradas en ellas mismas, sino como sistemas que se comunican entre ellas y con su ambiente y esa comunicación forma parte de su organización y de su misma naturaleza.

   Superar la causalidad lineal “causa-efecto” para aprender la causalidad mutua, inter-relacional, circular, las incertidumbres de la causalidad.

   Aprovechar el desafío de la complejidad que nos viene de todos los dominios del conocimiento y de la acción, y el modo de pensar apto para responder a ese desafío.

Burbules, (2020)[1] al abordar las estrategias para la escuela que se viene tras la pandemia, además de RESALTAR que “debemos rediseñar los espacios de aprendizaje”, expresó:

Otro punto importante tiene que ver con el cambio del estudiante. Yo hablé de aprender a aprender.

Ser es aprender. Es parte de la vida, una actitud ante la vida.

 Es importante incorporarlo como una actitud de vida que continúa a lo largo de toda nuestra existencia. 

Por último, si queremos crear estudiantes de toda la vida es muy importante repensar este aprender a aprender hoy en línea con las nuevas tecnologías. Significa aprovechar todas las oportunidades que nos brindan no solo en los entornos universitarios. Tiene que ser un objetivo fundamental de las escuelas crear estudiantes independientes para que aprendan a aprender a lo largo de toda su vida, que el aprendizaje no termina cuando se gradúan”.

En este aprender a aprender, primero reitero que nuestro desafío es “ayudar a los sujetos a aprender”, “asegurarnos que todos aprendan”. En segundo término, considero oportuno incorporar lo desarrollado por Swartz (2019): PENSAR PARA APRENDER. El Aprendizaje Basado en el Pensamiento es una metodología que enseña a los alumnos a utilizar destrezas de pensamiento tanto dentro del aula como en cualquier otro ámbito de la vida para convertirlos en buenos pensadores. Esas destrezas se interiorizan mediante el uso frecuente de mapas de pensamiento y organizadores gráficos, diseñados para ayudar a organizar tipos de pensamiento en un proceso que, lleva a una conclusión reflexiva y fundamentada. Se pone en práctica un pensamiento colaborativo, porque trabajan en grupos de tres, cuatro o cinco estudiantes que comparten y comentan sus ideas, conectados con el deseo de buscar juntos la mejor solución a un problema. Los docentes guían y motivan su aprendizaje mediante preguntas abiertas que activan su pensamiento. Los instan a usar organizadores gráficos, a buscar y seleccionar información por ellos mismo; expresarla por escrito y a pensar en su pensamiento.

Aprender a pensar requiere la asimilación de estrategias metacognitivas, que abordo en la academia de mi powersite Laura Vaccarini, y que puede aplicarse en todos los niveles educativos. Además, en el libro Gestionar la innovación educativa (pág. 50-51) abordo el tema de los organizadores gráficos ya que son técnicas activas de aprendizaje, representan visualmente conceptos y relaciones que existen entre ellos, en una estructura de significados. Muestran procesos de pensamiento creativo, con la finalidad de desarrollar destrezas tales como el análisis y la síntesis.

Santos Guerra, en su blog “El Adarve”, publicó una nota el (17/04/21) que le está enseñando a su hija Carla a enseñar ajedrez. Resalta lo bueno que es dedicar tiempo a pensar, a ejercitar la mente y enuncia las virtualidades del juego, describiendo a cada una de ellas:

“Aumenta la capacidad de concentración; desarrolla el pensamiento matemático; enseña a administrar el tiempo, a ganar y perder; desarrolla el pensamiento autocrítico; ayuda a controlar el primer impulso; une a las personas de diferentes edades, culturas, razas y países; permite desarrollar el pensamiento flexible; ejercita la memoria; desarrolla el razonamiento lógico matemático; ayuda a ejercitar la mente; invita a seguir aprendiendo…”

Transcribo dos características abordadas por Santos Guerra, de las que hablo varias veces en el libro:

– “Mejora la capacidad de resolución de problemas y toma de decisiones: durante la partida el jugador de ajedrez se enfrenta a distintos problemas que debe resolver, analizando todas las soluciones posibles y eligiendo la más adecuada, incluso muchas veces bajo la presión del límite de tiempo para tomarlas.

– Incrementa la autoestima y el afán de superación: cada partida es un nuevo reto para el jugador, que intentará mejorar su habilidad para jugar cada vez mejor; asimismo, cada vez que gana una partida el ajedrecista aumenta su autoestima y valora su pericia en el juego. En el caso de perder contribuye a potenciar la autocrítica. En definitiva, que el alumno sepa asumir el fracaso y no se hunda, todo lo contrario, intente mejorar cada día”.

 

 

 

 

 

 



[1] Burbules, N. (2020) Debemos rediseñar los espacios de aprendizaje. charla online con la consultora de innovación educativa Learning Team, de la que participó Revista Colegio.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario