CAPÍTULO VI
Desarrollo Profesional
Docente con horizonte 2021. (Vaccarini, 2021. Págs. 185 a 189)
APRENDER A APRENDER NUEVOS
CAMINOS
“Iniciar caminos alternativos.
Estimulación variada de todo tipo de temas. Cantidad de conexiones…” Néstor
Braidot (2020)
A través de Happynar.com tuve la
oportunidad de incursionar en Neurociencia Aplicada, con el Dr. Néstor Braidot. Investigador, escritor, conferencista internacional
y especialista en Neurociencias aplicadas al desarrollo de organizaciones y
personas, como mínimamente se califica, en su larga trayectoria.
De todo lo aprendido, considero
propicio transcribir conceptos relacionados exclusivamente con la educación.
Nos pregunta:
“¿Qué buscamos con el
estudio? ¿Qué es aprender?”
Responde:
“Aprender no es incorporar información,
es convertir esa información en conocimiento nuevo, útil para la vida”. “No nos
enseñaron a aprender, a crear nuestras propias soluciones” (…) “El problema
está en cómo se toman los contenidos: si pides que aprenda de memoria y repita
en un examen o, si todos los contenidos los ponemos para que el estudiante cree
su propio contenido. El problema no está en la cantidad de
contenido, sino que te estimule a crear”.
Parafraseando al Dr. Braidot,
nosotros podemos liderar nuestro pensamiento y tener la capacidad de decidir en
qué focalizo mi atención; en consecuencia, pienso en ello. Decido pensar lo que
quiero pensar. Esta capacidad de decisión, también la tienen los niños,
adolescentes y jóvenes en clase. Por eso ellos disponen si focalizan o no su
atención en nosotros y en la propuesta pedagógica que les ofrecemos. En función
de ello, en el capítulo XII, reflexiono sobre la importancia de captar “la
atención”.
¿Qué es aprender a
aprender?”
Siguiendo su pensamiento, aprender a
aprender significa “ser innovador, creador”.
¿Cómo aprender a
aprender?
• Incorporar
cantidad de estímulos.
• Aprender
a crear en tu especialidad.
• Aprender
a percibir, con una actitud proactiva de mirar tu entorno.
• Captar
proactivamente.
• Entrenar
los cinco sentidos para captar más cosas.
• Orientar
tu pensamiento.
• Desarrollar
capacidad de aprender.
Siempre sostuve que, para enseñar a
aprender a los estudiantes, primero debemos auto-conocernos, autoevaluarnos,
con el fin de saber cómo aprendemos nosotros y transmitírselos y/o modelar con
el ejemplo. También, pienso oportuno traer otras definiciones respecto de ese aprender a aprender, tan mencionado en las planificaciones
institucionales, para ampliar nuestras miradas.
Morín (2015, págs. 94-95) resume diciendo:
• Hay
que aprender a aprender, es decir aprender, a la vez
separando y uniendo, analizando y sintetizando.
• Considerar
los objetos no ya como cosas, cerradas en ellas mismas, sino como sistemas que
se comunican entre ellas y con su ambiente y esa comunicación forma parte de su
organización y de su misma naturaleza.
• Superar
la causalidad lineal “causa-efecto” para aprender la causalidad mutua,
inter-relacional, circular, las incertidumbres de la causalidad.
• Aprovechar
el desafío de la complejidad que nos viene de todos los dominios del
conocimiento y de la acción, y el modo de pensar apto para responder a ese
desafío.
Burbules, (2020)[1]
al abordar las estrategias para la escuela que se viene tras la pandemia,
además de RESALTAR que “debemos rediseñar los espacios de
aprendizaje”, expresó:
“Otro punto importante tiene que ver con el cambio del estudiante.
Yo hablé de aprender a aprender.
Ser es aprender. Es
parte de la vida, una actitud ante la vida.
Es importante
incorporarlo como una actitud de vida que continúa a lo largo de toda nuestra
existencia.
Por último, si queremos crear
estudiantes de toda la vida es muy importante repensar este
aprender a aprender hoy en línea con las nuevas tecnologías. Significa
aprovechar todas las oportunidades que nos brindan no solo en los entornos
universitarios. Tiene que ser un objetivo fundamental de las
escuelas crear estudiantes independientes para que aprendan a aprender a lo
largo de toda su vida, que el aprendizaje no termina cuando se gradúan”.
En este aprender a aprender, primero
reitero que nuestro desafío es “ayudar a los sujetos a aprender”, “asegurarnos
que todos aprendan”. En segundo término, considero oportuno incorporar lo
desarrollado por Swartz (2019): PENSAR PARA APRENDER. El Aprendizaje Basado en
el Pensamiento es una metodología que enseña a los alumnos a utilizar destrezas
de pensamiento tanto dentro del aula como en cualquier otro ámbito de la vida
para convertirlos en buenos pensadores. Esas destrezas se interiorizan mediante
el uso frecuente de mapas de pensamiento y organizadores gráficos, diseñados
para ayudar a organizar tipos de pensamiento en un proceso que, lleva a una
conclusión reflexiva y fundamentada. Se pone en práctica un pensamiento
colaborativo, porque trabajan en grupos de tres, cuatro o cinco estudiantes que
comparten y comentan sus ideas, conectados con el deseo de buscar juntos la
mejor solución a un problema. Los docentes guían y motivan su aprendizaje
mediante preguntas abiertas que activan su pensamiento. Los instan a usar
organizadores gráficos, a buscar y seleccionar información por ellos mismo;
expresarla por escrito y a pensar en su pensamiento.
Aprender a pensar requiere la
asimilación de estrategias metacognitivas, que abordo en la academia de mi
powersite Laura Vaccarini, y que puede aplicarse en todos los niveles
educativos. Además, en el libro Gestionar la innovación educativa (pág. 50-51)
abordo el tema de los organizadores gráficos ya que son técnicas activas de
aprendizaje, representan visualmente conceptos y relaciones que existen entre
ellos, en una estructura de significados. Muestran procesos de pensamiento
creativo, con la finalidad de desarrollar destrezas tales como el análisis y la
síntesis.
Santos Guerra, en su blog “El Adarve”, publicó una nota el
(17/04/21) que le está enseñando a su hija Carla a enseñar ajedrez. Resalta lo
bueno que es dedicar tiempo a pensar, a ejercitar la mente y enuncia las
virtualidades del juego, describiendo a cada una de ellas:
“Aumenta la capacidad de concentración;
desarrolla el pensamiento matemático; enseña a administrar el tiempo, a ganar y
perder; desarrolla el pensamiento autocrítico; ayuda a controlar el primer
impulso; une a las personas de diferentes edades, culturas, razas y países;
permite desarrollar el pensamiento flexible; ejercita la memoria; desarrolla el
razonamiento lógico matemático; ayuda a ejercitar la mente; invita a seguir
aprendiendo…”
Transcribo dos características
abordadas por Santos Guerra, de las que hablo varias veces en el libro:
– “Mejora la capacidad de resolución de
problemas y toma de decisiones: durante la partida el jugador de ajedrez se
enfrenta a distintos problemas que debe resolver, analizando todas las
soluciones posibles y eligiendo la más adecuada, incluso muchas veces bajo la
presión del límite de tiempo para tomarlas.
– Incrementa la autoestima y el afán de
superación: cada partida es un nuevo reto para el jugador, que intentará
mejorar su habilidad para jugar cada vez mejor; asimismo, cada vez que gana una
partida el ajedrecista aumenta su autoestima y valora su pericia en el juego.
En el caso de perder contribuye a potenciar la autocrítica. En definitiva, que
el alumno sepa asumir el fracaso y no se hunda, todo lo contrario, intente
mejorar cada día”.
[1] Burbules, N. (2020) Debemos rediseñar los
espacios de aprendizaje. charla online con la
consultora de innovación educativa Learning Team, de la que participó Revista
Colegio.